CRÓNICAS DE UNA BARRA DE BAR I

Aún recuerdo la primera vez que la vi ducharse después de follar. Recuerdo tener envidia del agua que la cubría y la abarcaba por completo, tal como había intentando yo esa misma noche. 
Quizá nunca me reconcilié con el agua, quizá por eso bebo alcohol tantas noches; y quizá, solo quizá, por eso tampoco nos volvimos a ver ella y yo.

TIEMPO MUERTO I

He retorcido las ansias de vivir hasta su límite natural. He amado, odiado, querido y ansiado hasta que saqué amarguez y me di por vencido. Y morí, como mueren las flores... Cabezabajo.

Nunca hubo lugar para ti. Y ya es hora de dormir.

HOY MALDIGO

Hoy maldigo a las quietas noches, las de fácil pluma, en las que el zumbido eléctrico del frigorífico y las desesperadas llamadas de las gatas callejeras me acompañan.

Hoy maldigo mi insomnio. Un insomnio que, como de una oscura e intima R'lyeh, trae consigo el despertar de mis dioses antiguos, mis mitos olvidados. Mis miedos y anhelos enfrentados.

Hoy maldigo mi nueva filosofía barata, que el secreto de todo es aceptar los finales. Que todo se reduce a soltar lastre y arriar las velas hasta ver de nuevo tierra y conquistarla.

Hoy maldigo mi pena, cuando los suspiros suenan como el crujir de muebles en la noche. Cuando el corazón encogido cabría en un paquete de tabaco e igualmente acaba en humo y cenizas.

Hoy maldigo a todas las mujeres que me hicieron racionalizar hasta tal punto el amor que despejo incógnitas al dividir dos piernas. Y al hacer balance de todos estos años, mi mínimo común denominador bien podría ser: Casi te quiero.

Hoy te maldigo a ti.

Hoy me maldigo yo.

Y puede que, como el lobo estepario de Hesse, jamás esté contento con ser feliz, que no haya sido creado para ello... Que quiera algo más.