CRÓNICAS DE UNA BARRA DE BAR II

Me presentaron antes sus lágrimas que su risa, aunque me enamoré de lo segundo.
Cuando ves tantas veces llorar a alguien, una sonrisa suya es como ese rayo de sol curioso que se cuela entre las nubes, recorre el cielo, cruza tu ventana y se detiene a tus pies, iluminando tu habitación, iluminando tu vida por un instante.
Y una mañana lluviosa y gris pasa a ser la más bella de las situaciones. ¿Acaso habría arcoíris sin lluvia?
Así era ella, un arcoíris. Disfrutar de sus colores requería soportar tormentas, aguaceros y días grises. Mereció la pena.
Con ella comprendí que lo más bello de las aves no son sus plumas, colores o canto. Que lo más bello es verlos volar, hacer piruetas imposibles en el aire... Y si eres paciente y tienes suerte, se acerquen tanto a ti que el viento del batir de sus alas te golpee el rostro.
La amé tanto como amo la libertad. Porque eso era...libertad.
Tan efímera, tan salvaje, tan pura...
Me caló, como el frío de las mañanas de abril.
Y si de algo le estoy agradecido... 
Es por volver más bellos los curiosos rayos de sol, los arcoirís... Los pájaros...
Abril.

HAY PERSONAS QUE TRAS CONOCERLAS DESCUBRES QUE TE GUSTÓ MÁS EL TRAILER.