Aún recuerdo la primera vez que la vi ducharse después de follar. Recuerdo tener envidia del agua que la cubría y la abarcaba por completo, tal como había intentando yo esa misma noche.
Quizá nunca me reconcilié con el agua, quizá por eso bebo alcohol tantas noches; y quizá, solo quizá, por eso tampoco nos volvimos a ver ella y yo.
"Recordar": del Latín -Re (de nuevo) y -cordis (Corazón) "Volver a pasar por el corazón"
TIEMPO MUERTO I
He retorcido las ansias de vivir hasta su límite natural. He amado, odiado, querido y ansiado hasta que saqué amarguez y me di por vencido. Y morí, como mueren las flores... Cabezabajo.
Nunca hubo lugar para ti. Y ya es hora de dormir.
Nunca hubo lugar para ti. Y ya es hora de dormir.
HOY MALDIGO
Hoy maldigo a las quietas noches, las de fácil pluma, en las
que el zumbido eléctrico del frigorífico y las desesperadas llamadas de las
gatas callejeras me acompañan.
Hoy maldigo mi insomnio. Un insomnio que, como de una oscura e intima R'lyeh, trae consigo el despertar de mis dioses antiguos, mis mitos olvidados. Mis miedos y anhelos enfrentados.
Hoy maldigo mi nueva filosofía barata, que el secreto de todo es aceptar los finales. Que todo se reduce a soltar lastre y arriar las velas hasta ver de nuevo tierra y conquistarla.
Hoy maldigo mi pena, cuando los suspiros suenan como el crujir de muebles en la noche. Cuando el corazón encogido cabría en un paquete de tabaco e igualmente acaba en humo y cenizas.
Hoy maldigo a todas las mujeres que me hicieron racionalizar hasta tal punto el amor que despejo incógnitas al dividir dos piernas. Y al hacer balance de todos estos años, mi mínimo común denominador bien podría ser: Casi te quiero.
Hoy te maldigo a ti.
Hoy me maldigo yo.
Y puede que, como el lobo estepario de Hesse, jamás esté contento con ser feliz, que no haya sido creado para ello... Que quiera algo más.
Hoy maldigo mi insomnio. Un insomnio que, como de una oscura e intima R'lyeh, trae consigo el despertar de mis dioses antiguos, mis mitos olvidados. Mis miedos y anhelos enfrentados.
Hoy maldigo mi nueva filosofía barata, que el secreto de todo es aceptar los finales. Que todo se reduce a soltar lastre y arriar las velas hasta ver de nuevo tierra y conquistarla.
Hoy maldigo mi pena, cuando los suspiros suenan como el crujir de muebles en la noche. Cuando el corazón encogido cabría en un paquete de tabaco e igualmente acaba en humo y cenizas.
Hoy maldigo a todas las mujeres que me hicieron racionalizar hasta tal punto el amor que despejo incógnitas al dividir dos piernas. Y al hacer balance de todos estos años, mi mínimo común denominador bien podría ser: Casi te quiero.
Hoy te maldigo a ti.
Hoy me maldigo yo.
Y puede que, como el lobo estepario de Hesse, jamás esté contento con ser feliz, que no haya sido creado para ello... Que quiera algo más.
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